miércoles, 24 de agosto de 2011

Reflexiones de una determinación.

Nunca os ha pasado eso de que cuando ya no puedes seguir luchando tomas la determinación de simplemente no luchar? Es una autentica ridiculez. Si ya renunciamos incluso a lo que necesitamos, si abandonamos una causa en la que creemos, ¿qué nos queda? ¿Dolor? ¿Lágrimas? Lo he probado y os aseguro que no os gustaría.
Rendirte, ¿esa es la determinación?

El problema viene cuando la causa por la que luchas está perdida. Ahí ya da igual cuanta fuerza tienes para continuar o que puedes hacer para seguir intentando alcanzar la “victoria”. La determinación vuelve a ser rendirte, pero acarrea otras cosencuecias. Junto con ello debes tomar otras determinaciones. Trazas un plan, mentir, un plan malvado y genial para que todos sean felices. Y en tu cabeza todo parece perfecto, pero tu cuerpo parece decir otra cosa. ¿Cuánto aguantarás?
Las mentiras hacen daño a todo el mundo, incluido a uno mismo. A nadie le gusta que le mientan, pero todos hemos mentido. Por tanto todos hemos hecho daño a personas, personas a las que odiamos, pero también a personas a las que queremos. Cuando te pones a pensar en todas esas personas y en todas esas mentiras, y además te planteas seguir mintiendo le preguntas al espejo en que clase de persona te estas convirtiendo. Y a continuación viene la pregunta de “¿Quién era?, ¿quién he sido toda mi vida hasta este momento?” Si te gusta lo que te llega de la memoria todo va bien, planteale tus problemas a una persona de tu confianza y que te ayude a tomar una determinación adecuada. Fin del asunto. Si no te gusta lo que recuerdas, pues chico, ya va siendo hora de cambiar las cosas malas ¿no?. Fin del asunto. Pero si es medio-medio, si tienes cosas que te gustan y cosas que no, cambias lo que no te gusta y punto. Parece fácil, pero no lo es, porque da la casualidad de que la mayoría de las cosas malas de una persona van ligadas a las malas. Me explico con un ejemplo: Cuando conoces a fondo a una persona puedes darte cuentas de lo sincera o lo simpática que es cuando confías en ella, pero para que eso te sorprenda ha tenido que ser minimamente borde y tu has tenido que desconfiar. Todo va de la mano.

Pero volviendo a lo de las determinaciones, mentir nunca es una buena opción. Siempre puedes buscar a una persona que te entienda y contarle tus sentimientos. Y es increíble pero cierto. Justo cuando encuentras las palabras exactas para describir como te sientes, te das cuenta de que no hay nadie para escucharte. Y en cierto modo resulta hasta gracioso, o al menos irónicamente gracioso. Porque, básicamente, mientras buscabas esas letras que componen esa palabras exactas en esa inmensidad que es tu gran cabezota hueca, todo el mundo se ha ido yendo, o peor aún, tu los has hechado.
¿Y qué determinación puedes tomar entonces? ¿Mentir quizás?

2 comentarios:

  1. Eres jodidamemte perfecta escribiendo. Pero; ¿sabes? Me gustaría que todo esto se perdiese en el olvido, que empezases de cero como tú dices, y que está etapa quedase como un mal recuerdo en tu vida. Quiero verte seguir escribiendo, pero no esto, si no cosas más optimistas Weli.

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  2. Tranquila, todo esta controlado.

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