domingo, 7 de agosto de 2011

Reflexiones sobre eso que llaman felicidad.

Supongo que si me preguntasen si soy feliz respondería que no. Yo les preguntaría si ellos lo son, y lo idóneo sería que me respondiesen con una amarga sonrisa forzada y un 'no lo sé', pero eso solo pasa en las películas, así que me responderían un claro sí con una sonrisa de oreja a oreja. Pero ¿por qué?
Se supone que el objetivo en la vida es alcanzar la paz y la felicidad. ¿Pero que entendemos por felicidad? Cada persona tendría su propia definición. Es cada persona la que decide si su situación actual, en el momento en el que vive se encuentra a gusto con su vida, con su propia existencia. Una persona, no una jodida definición de diccionario.
Creo que por cada palabra buena del mundo podría sacar dos malas. Y que ocurra eso es una mierda, solo indica dos cosas: o que las cosas van muy mal, o que tus cosas van muy mal. O ni lo uno ni lo otro, que simplemente no estas conforme con lo que tienes al rededor. Últimamente tengo mucho tiempo para pensar, y por tanto para poder sacar conclusiones, y aunque me duela decirlo, después de darle muchas vueltas y de observar así como un millón de veces, creo que las cosas no van bien. Ni las cosas van bien ni las cosas me van bien, todo va relacionado. Pero para que vosotros podáis sacar vuestras propias conclusiones: Eso que llaman vida no es mas que un óvulo y un espermatozoide que decidieron encontrarse, eso que llaman amor no es mas dos neurosis que hacen buena pareja en un momento determinado, y eso que llaman muerte no es mas que dejar que tus células dejen respirar y por tanto de producir los elementos básicos. Ala, los milagros de la naturaleza resumidos en una puta frase que joden toda la magia. Pero chicos, es así. 
Nadie te pregunta si quieres nacer ni te avisan de lo que te espera como lo hagas, y sin embargo estás aquí. Si tu no quieres ¿que tiene eso de mágico? Cierto es que en la vida hay cosas maravillosas tales como un primer beso (para algunos), un abrazo materno, eso que algunos tuvieron llamado infancia (lo siento, me excluyo), incluso podríamos decir el abrazo de un amigo cuando lo hemos necesitado. Todo eso es cierto, claro que sí. Y también es cierto que cada dos pasos buenos que des darás 3 malos. Esas personas a las que quieres dejan de respirar, esos amigos que te abrazan te traicionan, o simplemente se olvidan de ti, ese primer beso se puede ir a la mierda en 0'3 segundos, y en eso que llaman infancia puede ser un infierno si un par de niñatos se lo proponen. Si esas cosas ocurren antes de tiempo todo puede desmoronarse. La persona mas cuerda del mundo puede volverse loca con un mal día. Un simple mal día. Pensadlo. ¿Cuántas veces hemos deseado no haber nacido alguna vez? Millones por cada persona a la que se lo preguntes, eso es un hecho. Son de esos momentos de los que hablo. Claro que a continuación vienen esos momentos buenos que te sacan esa locura de idea de la cabeza. Pero ¿y si no vienen? Entonces estarás metida en una de esas comedias románticas, en las que la peli empieza viendo como todo te va mal, y poco a poco alguien se mete en tu vida haciéndote ver las cosas de otra manera. A tomar por culo. Las cosas son como son, así han sido siempre y así serán siempre. Si tu decides taparlas con un tupido velo para que no ocupen mas que un par de momentos malos adelante, se feliz. Todo el mundo, bueno casi todo el mundo se merece ser feliz, pero eso no significa que hay cosas detrás de ese velo que tapa la mitad de ti.
Y aquí llegamos a un punto complicado. ¿Todos aquellos que quieren ser felices deberían tapar toda esa mierda que te recuerda que la mayoría de las cosas son una mierda? Yo lo he intentado y no funcionó. Probad si queréis. Supongo que hay que aprender a estar con ello, a ver lo bueno que esconde lo malo, a no fingir que todo es perfecto. Como suele decirse "aprender a vivir". Es difícil, sin duda, pero hay gente que lo consigue. Solo hay un inconveniente para lograrlo. Los momentos buenos deben pesar algo mas que los malos, y ante todo, tienes que tener muy claro querer hacerlo.

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